El aceite de oliva es sin duda alguna, la grasa más importante en nuestra gastronomía y en nuestra dieta. Aún así muchas veces no le sacamos todo el partido que deberíamos o incluso tiramos el dinero comprando en el supermercado aceites infusionados que podríamos hacer nosotros mismos sin apenas esfuerzo. Quédate un rato y no te pierdas nuestra guía sobre como infusionar aceites, enfocada sobre todo al rey, el aceite de oliva virgen.
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Aceites compuestos o derivados
Seguro que todos conocéis ya los aceites de oliva aromatizados, que se consiguen mediante la maceración o maduración del aceite en compañía de ingredientes aromatizantes durante un largo período de tiempo. Algunos de los ejemplos más notorios de este tipo de aceites, son el clásico aceite de oliva de ajo, o los aceites de hierbas en toda su extensión: aceite al romero, al tomillo, al laurel…
Como podéis ver, este tipo de aceites se consiguen mediante un principio muy sencillo, dando lugar a un producto final aromatizado (pero sin que su sabor cambie) al cabo de un par de semanas o un mes.
Pero no escribimos este post para hablar sobre este tipo de producto, lo que nos ocupa hoy es la elaboración de aceites infusionados, el otro gran grupo de aceites compuestos.
¿Que es un aceite infusionado?
Como su propio nombre indica, un aceite infusionado es aquel que cambia mediante un proceso de infusión o infusionado, como si de un té o una manzanilla se tratase.
La gran diferencia entre un aceite infusionado y uno aromatizado, reside en que los aceites de oliva infusionados no solo modifican su aroma, sino que también modifican su sabor. Como podéis imaginar, la temperatura consigue que los ingredientes que infusionamos desprendan aromas y sabores que no pueden ser conseguidos mediante otros procedimientos no térmicos.
Ventajas de los aceites de oliva infusionados
Algunas de las ventajas que posee este tipo de aceite compuesto, son las siguientes:
- Elaboración rápida. Basta con confitar o infusionar el género durante una hora y dejar enfriar la grasa para obtener el producto final.
- Perfectos para confitar y conservar hongos, pescados y aves.
- Infinidad de usos en la cocina. Un aceite de oliva infusionado posee sabores y matices diferentes, que pueden dar un toque final perfecto a elaboraciones y recetas como pastas, pescados o ensaladas.
Como infusionar aceite de oliva
El proceso de infusionado depende en muchas ocasiones del tipo de producto que intentemos obtener, por lo que su elaboración no es blanco o negro. No obstante existen una serie de pasos que podemos seguir para obtener si o si un aceite infusionado de oliva.
Lo primero que debemos hacer es elegir el tipo de producto que vamos a infusionar. Lo introducimos en una olla y lo cubrimos con abundante aceite de oliva virgen de la mejor calidad que podamos conseguir.
Con el género dentro del aceite, comenzamos a calentarlo para que los sabores de este se vayan liberando a la grasa. Debemos calentar el aceite a fuego bajo y sin que llegue a hervir en ningún momento, hasta obtener una temperatura de unos 70ºC.
Una vez obtenida la temperatura adecuada, dejamos confitar durante una hora y retiramos del fuego. Introducimos el aceite con todos los ingredientes en un bote, dejamos atemperar y cerramos para conservar en lugar fresco y oscuro.
Si las sustancias e ingrediente empleadas para la infusión se han roto o han soltado impurezas, lo idóneo será colar el aceite antes de su uso.
Algunos ejemplos de aceites de oliva infusionados
Navegando por la red os encontraréis con multitud de aceites infusionados, de todos los tipos, sabores y colores. No obstante los más clásicos son los siguientes:
- Aceite de ajo y romero: ideal para casi cualquier uso en la cocina
- Aceites de hierbas: aceite de tomillo, de romero y laurel… Perfectos para confitar algún género que deseamos aromatizar.
- Aceite de guindilla o cayena, ideal para pastas y pescados
- Aceites de mariscos o pescados: geniales para la elaboración de sofritos para arroces o guisos, como para este risotto de mejillones.